#Reseñoviembre es una iniciativa que imita al reto de los artistas del #Inktober, pero desde el reseñismo y la divulgación, ofreciendo 30 reseñas en los 30 días del mes de noviembre, a menudo partiendo de unas palabras-estímulo comunes a todos los participantes.
Estímulo: SUPRIMIR
Obra: Mr. Milagro, de Tom King y Mitch Gerads
Motivo: La Ecuación de la Anti-Vida es capaz de reescribir la realidad, alterar la historia, suprimiendo aquellos elementos que desee quien la maneje. ¿Cuál es la verdadera historia de Scott Free y cuánto en ella es real ahora?
Descartes es quien sentenció que «Pienso, luego existo» como manera de afianzar la legitimidad de un yo cuestionado y que cuestiona, pero que, no obstante, necesita abrazar a Dios para justificar que fuera de ese yo también existe el resto del mundo. Como recuerda el protagonista de esta obra, filósofos posteriores desecharon su planteamiento por tautológico, ya que afirmar que «pienso» presupone un «yo» cuya existencia es precisamente lo que se quiere probar. No es casual, pues, que Scott Free, el maravilloso Míster Milagro, esté pasando por una crisis de identidad que le lleva a cuestionar la propia realidad desde el instante en que conoce que su enemigo ahora puede reescribirla.
Al borde de la muerte tras cortarse las venas es como encuentra Big Barda a su marido en el baño del apartamento que comparten, la cuchilla ensangrentada junto al lavabo. El famoso escapista Míster Milagro, hijo del Alto Padre de Nueva Génesis, criado y maltratado por la Abuelita Bondad en las tierras del tiránico Darkseid, ha tratado de realizar el truco final, la gran huida: escapar de una vida en la que lo había dado todo y no era suficiente. Tratando de encontrarle nuevo sentido, se enterará de la muerte de su padre, del ascenso al trono de su hermanastro, y de los avances en la guerra eterna contra Apokolips mientras Darkseid se ha hecho con la Ecuación de la Anti-Vida que parece estar arrancando pedazos del tejido de la realidad para despojar a Scott de su voluntad.
Repetido como un mantra, «Darkseid es» se convierte a lo largo de la obra en una disonante trompeta apocalíptica, un recordatorio de la inevitabilidad del fin, y una obsesión que atormenta al protagonista. Yo no sé quién soy, no sé qué soy, no sé si soy… sólo tengo una certeza: Darkseid es. Y lo que es Darkseid representa todo lo que está mal en Scott, todas las heridas de la infancia, todo el dolor innecesario que creía haberle curtido, pero que vuelve en forma de pesadillas y pensamientos intrusivos que le llevan al suicidio. Scott Free no es. Míster Milagro no es. Todo es espectáculo, humo y espejos, esposas y cadenas que le abrazan en un tanque de agua del que, sin saber cómo, acabará escapando, sólo para repetir el proceso. Entretanto, Darkseid es.
King y Gerads, sabedores de que la historia que quieren contar es profundamente dramática y no demasiado transitada en el cómic de superhéroes, no se olvidan de que están creando un producto de entretenimiento y optan por buscar un planteamiento que propicie la tragicomedia. Así, pese a la declaración de intenciones clara que supone la presentación del protagonista contemplando la sangre brotar de sus brazos, el guionista va salpicando detalles cómicos y amables que sirven de distensión, a menudo relacionados con la maravillosa pareja que forman Scott y Barda. Gerads, por su parte, dota a los personajes de una expresividad que a menudo resulta más divertida y elocuente que los propios diálogos.
¿Significa esto que vamos a asistir a un festival de carcajadas mientras Scott trata de encontrarse a sí mismo? No, por supuesto que no. Pero tomando notas de los planteamientos de Matt Fraction y David Aja en Ojo de Halcón, King y Gerads nos ofrecen los absurdos de la cotidianidad de los superhéroes (o Nuevos Dioses, en este caso) como contraposición directa a los mundos en constante conflicto a los que pertenecen, así como a los conflictos internos que viven los personajes. Esto incluye a una Big Barda que ejerce de apoyo absoluto a Scott durante toda la serie, que se ve obligada a ser fuerte por los dos, y que explotará cuando su marido lleve demasiado lejos los planteamientos sobre el futuro de su familia.
Este sería en realidad el principal atractivo de la obra, la forma en la que manejamos nuestras heridas sin cicatrizar, la muerte de seres queridos, los viejos y nuevos traumas sin superar, el peso de las expectativas que los demás tienen puestas en nosotros… Todo ello encarnado en una pareja de seres humanos que son llamados dioses únicamente por su procedencia y habilidades adicionales, pero que, en realidad, resultan tanto o más falibles que sus vecinos de la Tierra. El hilo conductor de las dudas existenciales o el maquiavélico plan del enemigo no son más que un macguffin, una excusa para explorar esa humanidad de una forma que no hemos visto tan frecuentemente en la editorial DC Comics, más dada al endiosamiento de sus iconos.
Imbricadas, pues, en el discurso de Scott Free están la ansiedad y la depresión, y cómo opta por dejarse llevar por ellas en varias ocasiones, reflejando ese aspecto clave que las personas a menudo no comprenden de quienes padecen por su salud mental: puedes ser un dios, puedes tenerlo todo, poder, una pareja increíble, un futuro solucionado… y no por ello ser feliz ni dejar de sufrir. Y esta misma situación, el saber que, con todo eso de tu lado, deberías ser feliz y, a pesar de ello, no lo eres, sólo sirve para agravar la situación cuando se te recuerda. Y Míster Milagro vive en un constante recordatorio, como hijo del Alto Padre, como heredero al trono de Nueva Génesis, como superhéroe, como marido de la mujer de su vida. Sintió que sólo le quedaba la salida que siempre había empleado: escapar.
Descartes, como decíamos, definía a Dios como la mejor versión de todas las cosas. Tal y como lo explica Scott, si existía una versión mejor de dos opciones, Dios representaba siempre la mejor, sosteniendo como prueba final de su existencia que existir es mejor que no existir, ergo Dios existe. Dios descarta todo lo malo. Y este era el apoyo de Descartes para su planteamiento sobre la identidad y existencia del yo en un espacio real. De la misma forma en que la canción que Scott canta al bebé enumera una serie de cosas que ofrece el padre a su hijo y, cuando dejan de funcionar o ser útiles, son reemplazadas por otras, disfrutando únicamente de lo bueno y dejando a un lado lo malo.
Esto es el motivo de fondo a lo largo de la obra, la manera de enfrentarse a la Ecuación de la Anti-vida desde la propia vida: aprender, para curar heridas, a abrazar lo bueno que la habita y que, a menudo, acabamos sepultando en lo malo. En última instancia, en este entorno de ciencia-ficción donde la realidad puede ser doblegada a voluntad, Scott duda sobre qué es real y qué no. Y dudar es moverse por creencias, como en el juicio de sentencias verdaderas y falsas que Orión le planteará para decidir su ejecución: lo que sientes, lo que crees, es lo que eres. Ergo, Scott escoge qué es real y qué no, y en torno a ello puede transformar su realidad, aceptar quién es y modelar quién puede ser. Alcanzar este objetivo es, como tratan de persuadirle sus negativas profecías, contemplar el rostro de Dios.
Sin embargo, no todos somos dioses o tenemos a nuestro alcance ese nivel de trascendencia. La obra no trata de mostrarnos un camino, de enseñarnos lo que deberíamos hacer. A lo sumo puede servir como herramienta para la empatía. Pero la catarsis viene del pulso dramático, de la mencionada humanidad de sus personajes, de la historia de unos personajes machacados que decidieron levantarse, aunque, como todo el mundo, vuelvan a caer. Porque ser fuerte no te convierte en omnipotente. Porque ser amado no te convierte en inmortal. Y porque ser tu propio dios no te convierte en creyente.
Mr. Milagro #1-12,
de Tom King y Mitch Gerads
DC Comics / ECC Ediciones
Contenido:
Mister Miracle #1-12 (2017-2018)
Grapa. 12 x 24 páginas, 1.95€. Desde el 15/01/2018.
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21/02/2019 at 01:02
¡Buah! Acababa de terminar de leer el último número y me había quedado como: **TOM KING ES.** (Y el bigotazo del Señor Gerads también, faltaría más.)
Realmente me ha supah-dupah-encantado como, bueno, prácticamente todo lo que él ha escrito. Sin embargo, si bien existía esa sensación por un lado, por otro lado había muchos elementos de la obra que no llegaba a entender o conectar del todo. «Qué guay estaría poder comentarlo todo en profundidad con alguien», pensaba. Pero claro, nadie de mi círculo cercano de amistades lee cómics habitualmente (aunque sí que leen esporádicamente porque les intento colar lecturas hasta entre los pisos de la lasaña)… Así que mi sentimiento final era un tanto frío.
Total, que decido probar suerte en Google y pincho en unos cuantos sitios a ver qué se cuentan. Y no encuentro nada del **otro mundo…** Hasta que llego a esta entrada; contenedora de un texto que me **atrapa** desde el primer párrafo y que me resulta tan enriquecedor como excelentemente escrito.
Cuánto he disfrutado esta lectura. Cuánto necesitaba leer o escuchar una reflexión de tal profundidad, más allá de la habitual opinión superficial u horas de contexto entre **continuidades sin sentido** previos a la obra que seguramente hallaría en cualquier podcast. (Que no se me malinterprete con esto. Soy un caso perdido de adicción severa a toda clase de podcast.)
En definitiva, lo que quiero decir con esta parrafada es que, para alguien como yo, que quería hablar sobre un cómic que le había entusiasmado con otra persona urgentemente, pero no tenía a nadie con quien hacerlo por diversas razones, encontrar un texto así que llene tan intensamente ese vacío conversacional, no tanto como si leyera un artículo falto de alma, sino como si un colega al que no conozco apareciese, me dijera que me **levantara** y consiguiera hacerme sentir que en esta mi pasión, tan poco correspondida entre mi entorno inmediato, no estoy solo, que es… **real…**
Bueno, puede que lo esté dramatizando todo un poco (mucho) de más, pero ya sea porque exagero demasiado, porque ya se ha hecho muy tarde para la hora del té y las **bandejitas vegetarianas** o porque, quién sabe, quizá se me haya acabado pegando un poco de nuestro tan «peculiar» Funky, lo cierto es que escuchar este pequeño **sonajero** ha resonado muy fuerte en mí. Y eso es lo que quería decir. Puede que me hayan sobrado unos 616 párrafos, o que mis referencias a la serie escritas entre asteriscos (PORQUE NO HAY NEGRITAS, QUE SI NO) hayan sido de todo menos sutiles; pero necesitaba esto.
– Dramas adolescentes internos intensifies –
Estimado Caballero Ander Luque, ya le seguía a usted desde hacía tiempo en Twitter y conocía la existencia de este blog, pero nunca me puse a leerlo de forma seria más de dos o tres párrafos seguidos. A partir de ahora, espero poder hacerlo con mayor asiduidad, porque tengo la certeza de que valdrá la pena.
Un siempre tan Big «WUIEOOOO, WUIEOOOO», (es como mi dedo meñique izquierdo escribe «saludo» -es muy pequeñajo y aún está aprendiendo-). Y gracias por un momento tan **milagroso** como este. (¡¡¡¡Sí, tenía que meter la dichosa palabra, no me juzgues!!!!)
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21/02/2019 at 11:47
Abrumado me hallo, amigo Alfonso. No, en serio, un comentario de esos que hacen que tener un blog merezca la pena, el buen feedback. Pronto empiezo de nuevo a reseñar por aquí, ahora con más ganas. Gracias a ti.
P.S. No he colado referencias en mi respuesta, pero lee la letra inicial de cada párrafo de la reseña.
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