#Reseñoviembre es una iniciativa que imita al reto de los artistas del #Inktober, pero desde el reseñismo y la divulgación, ofreciendo 30 reseñas en los 30 días del mes de noviembre, a menudo partiendo de unas palabras-estímulo comunes a todos los participantes.
Estímulo: PLANTA
Obra: Taxus, de Isaac Sánchez
Motivo: El árbol del Taxus es lo que hace que la historia arranque.
Musgosus, anjanas, ojáncanos, guajonas, nuberos… Al común de los mortales, estas palabras le suenan a inventadas o a localismos extraños, y la realidad es que ambas respuestas son correctas. Criaturas mitológicas habitan en el imaginario de aquellas regiones en las que los asentamientos humanos datan de épocas precristianas, paganas, mágicas. Y Cantabria es una de esas regiones, tan rica en seres imaginarios como el resto del norte de la Península Ibérica o más, si bien a menudo las fronteras de estas fantasías van más allá de las de los mapas. Esta riqueza cultural da pie a toda una serie de relatos entrelazados, a cuentos infantiles con la oscuridad del folklore antiguo, y a historias que echan raíz en los recovecos de esta tierra para extender sus ramas por toda su mitología. Sin embargo, en contadas ocasiones, las semillas que alcanzan a tocar terreno fértil no contribuyen a dar vida, sino a retorcerla y a quitarla, a alimentarse de sangre. Esta es la historia de la mala hierba que consiguió arraigar cerca del Taxus.
¿Cuántas veces hemos visto el viaje del héroe dentro del género fantástico? El tópico prácticamente nació para alimentar al género y hasta ahora sigue funcionando, sobreviviendo con más o menos alteraciones, pero sin terminar de reinventarse. La obra de Isaac Sánchez, quien ya explorara a otro personaje de la mitología cántabra en El regreso del hombre pez, presenta la variante del héroe improbable (ya desde el nombre, Benito) que llega a una tierra desconocida donde aliados autóctonos le irán explicando dónde está y qué son todas las criaturas que van topándose por el camino. Un relato bastante formulaico, con un sentido del humor que, en un principio, se siente anacrónico, casi fuera de lugar, y que nos lleva predeciblemente hacia un final en el que nuestro Don Nadie se sobrepondrá y demostrará su valía… Entonces llega el bofetón contra todas tus expectativas al final del primer tomo y ya sabes que estás vendido hasta el final.
La subversión de tópicos, el desentrañamiento de los orígenes de los personajes secundarios y el diseño de las criaturas reimaginadas por Sánchez con demostrable cariño, buen gusto y espectacular resultado (especialmente en el apartado del color, de acuarelas en el primer acto y con una cuidadosa digitalización en los siguientes) son solo algunas de las sorpresas que depara Taxus. Es una obra que parece madurar al ritmo de la lectura, con el autor dando la mano a quienes leen y evolucionando juntos, mientras el arte se vuelve cada vez más expresivo y mejor narrado, y el tono cambia progresivamente a medida que la historia lo exige. Incluso ese humor que no terminaba de encajar, deudor de Jan o Ibáñez en un principio, se va volviendo más infrecuente, aunque siempre bienvenido cuando resurge.
Ciertamente, con toda esta evolución, con la creciente complejidad e intensidad, y con esa emotividad que acaba invadiendo a unos personajes a los que realmente coges cariño, Taxus es una obra de consolidación, de la que Isaac Sánchez puede sentirse orgulloso. Fantasía, mitología, amor al género y al medio, y los medios para plasmar todo ello en una trilogía que enriquece el abanico de obras que ofrece el cómic nacional, bien adscrita a sus referentes, pero lo suficientemente original y personal como para ser ella misma una referencia. De las dubitativas raíces a la imponente copa, el árbol de Taxus merece ser atravesado.
Taxus,
de Isaac Sánchez
Dolmen Editorial
Contenido:
Taxus, Vols. 1-3 (2017-2019)
Cartoné. 208 páginas. 34.90€.
Desde el 04/12/2019.
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