«Y si todavía estáis respirando, sois los afortunados,
porque la mayoría ya exhalamos a través de pulmones corrompidos,
prendiendo fuego a nuestras entrañas por diversión,
coleccionando nombres de los amantes que salieron mal…»

Daughter, «Youth» (The Wild Youth, 2011)

¿Quién soy yo? ¿Soy mi nombre? ¿Soy mi cuerpo? ¿Soy acaso la suma de las vivencias, recuerdos y circunstancias por las que he pasado? ¿Soy la imagen que tengo de mí, o la que tienen los demás? ¿Soy quien finjo ser o aquello que oculto en mi fingimiento? Y, en caso de responder afirmativamente a alguna de estas preguntas, alguien que poseyera este mismo nombre, cuerpo, vivencias, recuerdos, circunstancias, imágenes y fingimientos, ¿sería la misma persona que yo? Estas son preguntas eternas que el ser humano se ha hecho en varios momentos de la Historia, y el punto de partida de numerosas obras de ciencia-ficción; especialmente, de aquellas relacionadas con la posibilidad de la clonación. Upgrade Soul se adscribe a este subgénero narrativo en clave existencial, proponiendo a los clones como fuente de una eterna juventud.

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Dosificando con inteligencia la información acerca del proceso que conforma la premisa, Ezra Claytan Daniels presenta en su opera magna una narración en dos tiempos que alterna inicialmente el antes y el después de un experimento arriesgado: un anciano matrimonio de inversores es convencido de hacer historia siendo como los primeros sujetos de una terapia de rejuvenecimiento consistente en la fabricación de un cuerpo óptimo a partir de su propio ADN al que se trasladaría toda la información retenida por sus cerebros. ¿El problema? Doble. Por un lado, los científicos ocultan el elemento de la clonación a sus pacientes, confiando en que al completarse el proceso se desharán de su cuerpo original. Y por otro, el experimento es abortado al interrumpirse la evolución física de los clones en una temprana fase fetal, provocándoles una apariencia horrenda… y una coexistencia obligada con sus originales, claramente dañados física y mentalmente.

Ante este panorama, Daniels se aprovecha de tan conflictivo planteamiento para exprimir tanto el aspecto emocional como el existencial, pero también el temático, siendo uno de los más evidentes el aspecto racial: el matrimonio protagonista está formado por una científica latina, que ve cómo pese a su brillantez no siente haber hecho nada de relevancia, y un filántropo negro, heredero de una exitosa licencia literaria cuya reciente adaptación al gran público ha diluido por completo el trasfondo reivindicativo imprimido en el personaje principal por su padre. Y a esta pareja racializada que ve demasiado cerca el final de sus vidas es a la que se le ofrece un tratamiento de «purificación genética» para convertirse en la mejor versión de sí mismos, supervisado por una científica blanca (suficientemente distanciada como para lavarse las manos) aburrida de tantos éxitos. Que el resultado fallido sean unos seres desracializados, andróginos e incluso deshumanizados, pone la guinda al pastel temático, añadiendo el factor del edadismo, más autoconsciente y responsable en el clon femenino.

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El aspecto estético es, en consecuencia, otro de los elementos explorados, tanto desde el punto de vista de los clones (recordemos, como fetos hipertrofiados de tono amarillento) como del de la hermana del geneticista que lleva adelante el experimento, una mujer desfigurada de nacimiento, y psicológicamente dañada a consecuencia de ello, que vive bajo la eterna promesa de un nuevo cuerpo. Por fortuna, Daniels trata este rincón de su historia, menos relevante, con un enfoque más ligero, si bien trágico, para emplearlo como herramienta que precipite ciertos acontecimientos en el último acto. Así, trata a la joven como una víctima del azar y de las vanas esperanzas de su hermano con una sensibilidad especial y realista que no puedo sino conmover en sus pequeñas apariciones, primero como no-presencia y finalmente tomando las riendas de su ser.

Y es ese ser y no ser, y su continua dualidad, el principal motor de Upgrade Soul, como señalábamos en un principio. La progresiva pérdida de la identidad del matrimonio protagonista, en favor de sus contrapartidas amorfas pero «mejoradas», mientras los cuatro personajes toman cuatro vías diferentes para enfrentarse a la nueva situación de su yo: la resiliencia disconforme (o disconformidad resiliente), la autoconsciencia autodestructiva, la megalomanía egoísta y la confrontación superviviente. Todas ellas están presentes en nuestra forma de ser, de un modo u otro, cuando nos enfrentamos al espejo y tenemos que tomar una decisión sobre lo que nos devuelve el reflejo. «¿Quién soy yo?» es, casi siempre, una pregunta cruel.

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Con un apartado gráfico discreto, funcional (sobre todo en su uso no siempre efectivo del color y las tintas), de especial buen gusto en la expresividad y los primeros planos, destaca en el aspecto narrativo, siempre fluido e intuitivo. El cuidado de Daniels a este respecto probablemente se deba a que la obra fue originalmente publicada en una aplicación para dispositivos electrónicos, lo cual fomenta el control sobre la atención y lo que se muestra en cada viñeta sin saber qué ocurrirá en la siguiente. Así pues, desconociendo cómo era Upgrade Soul en su formato original, el experimento salió definitivamente bien con este clon en papel, su versión definitiva, que en la práctica sabe ser y no ser un relato existencialista de ciencia-ficción y un drama profundamente humano.


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Upgrade Soul,

de Ezra Claytan Daniels
Norma Editorial

Contenido:
Upgrade Soul (Lion Forge, 2018)

Cartoné. 296 páginas. 35€.
Desde el 29/07/2022.


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