«Dices que quieres una revolución. / Bueno, ya sabes… Todos queremos cambiar el mundo.
Me cuentas que eso es evolución. / Bueno, ya sabes… Todos queremos cambiar el mundo.»

The Beatles, «Revolution« (The Beatles, 1968)

Quién es Mark Russell. Nadie importante, quizás. Al menos de momento si atendemos a las cifras de venta de cómic en Estados Unidos. Guionista norteamericano de cómics, interesado en los mundos que hiperbolizan o cuestionan los excesos y absolutos actuales, pero que también propongan soluciones inteligentes a esos problemas. Criticar, conmover e inspirar son sus señas de identidad como autor, con un claro tono reivindicativo y empleando la sátira para reflexionar sobre el statu quo y todo aquello que damos por hecho «porque ha sido siempre así». El más prominente de estos supuestos absolutos lo encuentra Russell en la religión, particularmente en la cristiana, que es tanto el comienzo de su carrera y de este artículo, como su final.

NOTA: Existe una versión podcast de este artículo.


BIBLIOGRAFÍA EN VIÑETAS
Una cronología selecta

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Centrándonos en las obras principales del guionista, entenderemos como tales aquellos cómics que tienen una extensión de más de un número, ya que ha realizado en los últimos años numerosas aportaciones en forma de historias unitarias y complementos a otras. Un ejemplo de esto ya estaría reseñado en este blog, en Lex Luthor/Porky Pig junto a Brad Walker, donde la sátira giraba en torno a la especulación de las grandes empresas o la falta de implicación de las redes sociales en censurar los comportamientos autoproclamados como «políticamente incorrectos» que en realidad ocultan actitudes abiertamente tóxicas.

Como decíamos, su propuesta crítica no pretende tanto denunciar o meter el dedo en el ojo como señalar aquello que considera injusto, ridículo o que debe cambiar, y el poso de sus obras termina proponiendo una llamada a la acción, una luz de esperanza en situaciones oscuras. Además, lo hace apelando a audiencias de diferentes edades, adaptándose al público y al género al que se adscriben las distintas obras. No obstante, muchas de estas nacen en editoriales claramente orientadas a una base juvenil, alterando el potencial efecto de dicha llamada a la acción. No así en sus inicios como autor…


GOD IS DISAPPOINTED IN YOU
Llama-cuelga a las puertas del cielo

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Tras dedicarse de forma autodidacta al humor gráfico en alguna que otra plataforma online, su carrera como autor publicado en papel (que es lo que denota seriedad, claramente…) comienza en 2011. Se da a conocer con un resumen humorístico, pero intencionadamente preciso, de la Biblia en God is Disappointed in You, ilustrado por Shannon Wheeler, entonces habitual de The New Yorker. Con esta obra, en la que no abundaremos por no ser cómic, pero a la que sí nos referiremos más adelante, Russell hace una declaración de intenciones involuntaria (o no) respecto a lo que iban a ser sus obras más prominentes: tomar textos y formas clásicas para (re)presentarlas bajo el prisma político-social de su visión de la actualidad y del futuro.

Su Antiguo Testamento subraya algunos de los aspectos más absurdos del original, mientras que en el Nuevo es el mensaje de Jesucristo el que queda prácticamente intacto, incluso más resumido y cercano, y es todo lo que rodea a la sociedad de la época y sus adversarios lo que resulta ridículo. Este planteamiento lo recuperará en una de sus obras más recientes, Second Coming, en la que Jesucristo es enviado de nuevo a la Tierra por Dios para que un superhéroe le enseñe cómo debe manejarse el poder absoluto. Lo que Jesús se encuentra de vuelta a la Tierra es la perversión casi total de su mensaje por instituciones eclesiásticas y gubernamentales.

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En cualquier caso, como afirmó en una entrevista en la web Zona Negativa, su postura respecto a las creencias es de respeto, con rechazo a los extremismos:

"La fe es lo que te cuentas a ti mismo para convencerte de que tu vida importa. No puede convertirse en una excusa para deshumanizar a quienes no la comparten. No tengo ningún problema con la religión como forma de automedicación, pero desprecio el fundamentalismo, que es la creencia en que todo el mundo necesita tomar la misma medicación que tú."

La obra tuvo una continuación en 2016 con Apocrypha Now, de nuevo con Shannon Wheeler, repitiendo la fórmula con los Midrash, los Evangelios Apócrifos y los Gnósticos o, como dice en la contracubierta, con “los extras del DVD de las Sagradas Escrituras”. Pero pasemos ya a los cómics y a su tendencia a la actualización de personajes olvidados.

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de Mark Russell y Shannon Wheeler
Top Shelf Productions

Contenido:
God is Disappointed in You (Top Shelf Productions, 2011)
Apocrypha Now (Top Shelf Productions, 2016)

Cartoné en falso cuero. 224 y 196 páginas. $39.99.
Desde el 05/05/2016.


PREZ
Presidenta por sorpresa

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En 1973, el legendario autor de cómics Joe Simon, creador en los años 40 del Capitán América junto a Jack Kirby, hizo lo propio acompañado por Jerry Grandenetti con Prez Rickard. Prez era un adolescente que, por buenas acciones en su pueblo, azares del destino y la manipulación política de poderes económicos en la sombra que buscaban un lavado de cara (encarnado en un hombre, el Jefe Smiley, que no tenía rostro propio sino el conocido símbolo), acababa convirtiéndose en el Presidente más joven de la historia de los Estados Unidos.

La propuesta de Simon se dejaba influenciar por los movimientos estudiantiles prominentes, así como por los efectos de las diferentes luchas por los derechos civiles y el tardo-hippysmo. No obstante, su premisa derivaba principalmente de la vigesimosexta enmienda a la Constitución estadounidense que, a partir de julio de 1971, redujo la edad mínima para votar a los 18 años, así que… ¿por qué no hacer presidente a un estudiante adolescente? Por supuesto, es una obra hija de su tiempo que fue cancelada a los 4 números y en la que las propuestas políticas alternativas, en choque frontal con lo que querían esos poderes en la sombra, no dejaban de resultar naïf. Tampoco ayudaba que el segundo de a bordo de Prez fuera un nativo americano estereotípico, si bien podría haber dado mucho de sí el hecho de que lo nombrara director del FBI.

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Posteriormente, el personaje realizaría cameos puntuales y llegaría a protagonizar algún que otro tebeo, siendo el más conocido el número #54 del The Sandman de Neil Gaiman. Este episodio parte de la base de que los acontecimientos históricos se siguieron sucediendo en la continuidad de Prez Rickard y un intento de magnicidio terminó con la vida de su pareja. A su muerte, Sueño le ofrecería vagar por versiones alternativas de los Estados Unidos por toda la eternidad. Otras apariciones reseñables serían la Vertigo Vision de Ed Brubaker y Eric Shanower, protagonizada in absentia por Prez, o la anecdótica mención a un presidente «Rick Rickard» generado por ordenador en el segundo Caballero Oscuro de Frank Miller y Lynn Varley.

Así llegamos a 2015, cuando DC Comics se enfrentaba a una crisis creativa en los coletazos finales de la iniciativa The New 52. Ese último cartucho antes de relanzar todo su universo superheroico en Renacimiento se llamó DC You y vino a constar de una serie de propuestas alternativas para personajes de segunda, tercera o cuarta fila, con tonos y estilos gráficos distintos a los habituales de la editorial. Dentro de esta propuesta, DC Comics fichó a Mark Russell, (poco) conocido en aquel momento únicamente por sus ilustraciones de humor gráfico, para llevar el ojo crítico de God is Disappointed in You y sus sátiras políticas al personaje de Prez, con dibujo de Ben Caldwell. Sin embargo, el contexto histórico era muy distinto y requería de un enfoque diferente y adaptado a la actualidad, si bien Russell situó la historia en un futuro cercano. Y es que, ¿cómo iba a llegar, hoy en día, a presidente un personaje adolescente? La respuesta era evidente: Twitter.

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Mientras los rivales de los dos grandes partidos políticos estadounidenses se muestran entre confiados y caricaturescos en inanes debates televisados, mientras los eslóganes y la manipulación de la verdad se convierten en herramienta habitual, el vídeo ridículo de una adolescente metiendo su coleta en una freidora por error se viraliza. Entonces, alguien decide proponerla como broma a la presidencia, que se decide parcialmente por redes sociales. Ante este panorama, los representantes políticos empiezan a votarla como medida de presión para exigir favores y sobornos a los candidatos oficiales y, por un error de cálculo y avaricia, acaba siendo oficialmente elegida Presidenta de los Estados Unidos. La premisa de Russell pone, pues, en evidencia el turnismo en lo económico de los gobiernos USA (en 2015 aún no había ganado Trump), en los que no parecía haber cambios significativos de uno a otro, dada la influencia que ejercían esas grandes fortunas.

Inédita en España, lo más atrevido de la propuesta llegaba de boca de una versión adulta del Prez Rickard original, que se ofrecía a Beth Ross como vicepresidente para asegurarse de que el cambio político sea efectivo: al no estar atada a ninguna campaña electoral y, por tanto, sin deudas con ningún otro poder, Beth puede escoger para su gabinete a personas que realmente son expertas en su campo y pueden contribuir a un mundo mejor. En este escenario, una de las primeras medidas de la nueva presidenta de los Estados Unidos es… hacer un tour de disculpas por los distintos países atacados o intervenidos por Estados Unidos desde la II Guerra Mundial. Trabajo no le iba a faltar.

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Así asienta Russell, mediante un discurso antibelicista, algunas de las ideas clave a las que volverá en obras posteriores:

“Todas las guerras son una guerra por recursos. El nacionalismo, la religión… Eso son solo herramientas de reclutamiento. Siempre tendréis que luchar mientras vuestros enemigos puedan encontrar gente suficientemente desesperada como para unirse a ellos. [...] No estoy interesada en ganar guerras, sino en acabar con los reclutamientos.”

Sea como fuere, en homenaje involuntario al cómic original, la serie fue cancelada por bajas ventas tras 6 números, pese a estar pensada para terminar en 12 y a que los editores prometieran publicar hasta el final todas estas cabeceras de DC You. Y de forma surrealista, la serie tendría un insatisfactorio epílogo en una historia de complemento de Catwoman. Afortunadamente, Mark Russell ya se había ganado la confianza de DC…

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Prez, Vol. 1: Corndog-in-Chief,

de Mark Russell, Ben Caldwell y VV.AA.
DC Comics

Contenido:
DC Sneak Peek: Prez y Prez #1-6 (2015)

Rústica. 144 páginas. $14.99.
Desde el 03/02/2016.


LOS PICAPIEDRA
«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré…»

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Otra de las propuestas de DC Comics para renovar su catálogo fue la actualización de los derechos que ostentaban sobre las propiedades de Hanna Barbera en 2016. Acercaron a Scooby-Doo al fin del mundo, convirtieron Los Autos Locos en la última película de Mad Max y… ofrecieron a Mark Russell reimaginar a Los Picapiedra como una sátira aún más aguda de las convenciones de la sociedad actual. Esta vez sí, el éxito entre crítica y público y unas ventas no demasiado atroces permitieron que Russell, el dibujante principal Steve Pugh y el colorista Chris Chuckry terminaran los 12 números de la serie, entregándonos una de sus mejores obras.

El enfoque del guionista para este título era el de la subversión de la propuesta de la conocida serie de animación de los años 60. En una entrevista en la web HiLoBrow afirmaba que, para él, la serie original ya era en sí misma subversiva, si bien no de forma totalmente intencionada. Representaba al núcleo de la familia estadounidense media como un marido poco redimible y una mujer materialista, pero lo hacía en una sociedad optimista que les ofrecía infinitas posibilidades, una Tierra de las Oportunidades. La propuesta de Russell dio la vuelta a este planteamiento, retratando a Pedro y Vilma como personas reales, nobles, reflexivas, con buenas intenciones, en una sociedad totalmente desnaturalizada en la que la civilización y el protocapitalismo salvaje habían causado estragos.

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De este modo, nos encontramos con una deconstrucción o cuestionamiento de la familia nuclear, teniendo en cuenta que esta se encuentra en los albores de su creación. Russell ironiza con los argumentos absurdos contra el matrimonio homosexual, que aún colean en la actualidad, representando a una masa enfurecida que se muestra en contra del matrimonio en genera… puesto que va en contra de los «valores tradicionales» de la cueva comunal. También convierte a Pedro Picapiedra en la encarnación de un ejemplo de hombre opuesto a la masculinidad tóxica reinante entre los cavernícolas. Lo muestra falible, con ecos retrógrados del Pedro de los dibujos animados, pero reflexionando sobre sus errores, haciéndose cargo de sus sentimientos y emociones, y poniendo en cuestión las distintas apologías de la fuerza como herramienta que le rodean.

Al fin y al cabo, Pedro es también víctima de un conflicto bélico, en tanto que fue engañado por el poder, como tantos otros, para enfrentarse a los nativos del asentamiento en que ahora viven, la famosa cantera de Piedradura. La guerra se les presentó como un Destino Manifiesto, potenciado por el populismo, el miedo y una xenofobia interesada del capital, que buscaba únicamente la explotación de los recursos del terreno. Por ello, Pedro todavía asiste a reuniones de veteranos y sesiones de terapia para tratar el estrés postraumático tras la guerra. En cuanto a su propio matrimonio, esa gestión de sus sentimientos, miedos y necesidades le convierte en un marido ejemplar, de nuevo en contraposición a lo que parece generalizado en ¿su? sociedad.

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En definitiva, lo que plantean Los Picapiedra de Mark Russell es el cuestionamiento de los procesos formativos de la civilización, los cuales llevaron a la aceptación de esas bases como absolutos, pero también del capitalismo y de la sociedad de consumo. Así, se abordan cuestiones como el clasismo (representado en este caso como un ¿evolucionismo?), con el grupo de cromañones que son contratados en la cantera como mano de obra barata explotable, ya que no tienen concepto del dinero. Esta explotación laboral se extiende también a la animal, reflejando el especismo que hay tras los originales “electrodomésticos” de la serie animada original, mostrándonos, por ejemplo, a una cabra-cortacésped a la que se alimenta una vez a la semana (cuando la hierba ha vuelto a crecer, claro), o a un elefante-aspiradora obligado a absorber más suciedad de la cuenta, por lo que enferma gravemente. Esto también deriva en el recelo del resto de animales con la llegada de Dino, el «perro», que es tratado con cariño y cuidado pese a ser «inútil».

En otro ámbito relacionado, la religión cambia de dioses con cada cuestionamiento de la “mascota” oficial de la Iglesia, porque lo que quieren quienes la gestionan es mantener la paz, el orden y una generosidad comunitaria, sea quien sea la deidad adorada. Pese a ello, los fieles con posibles enseguida buscan la manera de ahorrarse la penitencia pagando al organismo religioso. Y finalmente, entre otros temas como el fomento sistemático del consumo salvaje o la gentrificación, llegan las elecciones a la alcaldía de Piedradura, y el candidato principal es Clod el Destructor, que como su nombre indica es el epítome de esa masculinidad tóxica mencionada.

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Aquí es donde Russell se mete en política más actual, en pleno 2016, con la campaña electoral estadounidense de fondo y Trump ya como candidato electo a la presidencia. Los ecos con Clod son claros desde el momento en que su fama y apodo, «El Destructor», son realmente herencia de su padre (como la fortuna de Trump), ya que él no ha destruido demasiado. Así es como llegamos a la postura del guionista respecto al resultado de las primarias republicanas en las que el magnate fue elegido por encima de políticos más veteranos: como los candidatos que elegimos tienden a ser fácilmente corruptibles, la solución que propone el sistema para mantenerse en el poder es… proponer como candidatos a los corruptores. En el caso de Clod el Destructor, para evitar que los líderes sean aplastados por la fuerza, eligen al hombre que usa la fuerza para aplastar. El enésimo golpe de realidad en un cómic que, recordemos, es preeminentemente una comedia. No lo es tanto la siguiente piedra en el edificio bibliográfico de Russell.

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Los Picapiedra,

de Mark Russell, Steve Pugh y VV.AA.
ECC Ediciones

Contenido:
The Flintstones #1-12 (DC Comics, 2016-2017)

Cartoné. 320 páginas. 30.50€.
Desde el 13/11/2018.


LAS CRÓNICAS DEL LEÓN MELQUÍADES
El arte de la subversión

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Esta obra quisiera presentarla con una cita que resume el fondo de lo que estamos hablando y la forma que tiene este cómic de presentarla. De nuevo, de Mark Russell en aquella entrevista en Zona Negativa.

“A lo largo de la historia de una nación, habrá momentos en los que su miedo a perder su forma de vida se entrecruza con su miedo a los forasteros, a los diferentes, y luego se convierte en un peligro para sí mismo y para todos los que lo rodean. La cultura necesita jugar un papel activo en la preparación de las personas para sobrevivir a esos momentos y, con suerte, prevenirlos.”

Huyamos por la izquierda: Las crónicas del León Melquíades es tan grandilocuente como su título, y la joya de la corona de la bibliografía de Russell en lo que a densidad de conceptos, discurso y emociones se refiere. Tomando como punto de partida al conocido personaje de Hanna Barbera, el León (de montaña, o puma) Melquíades, el guionista realiza un retrato de época que es a su vez su alegato por la libertad creativa y su llamada a la acción a los artistas, poniendo en valor su importancia para la sociedad.

Con la bandera siempre presente del arte como subversión, Russell toma a Melquíades, un personaje ya amanerado y con tendencia a las declamaciones shakespeareanas en aquellas historias que acompañaban al Oso Yogui y a otros personajes de Hanna Barbera en los 60, y se lo lleva a los 50, reconvertido en un sosias del dramaturgo Tennessee Williams. Lo sitúa en Broadway, como director de una obra descarnada que se está ganando críticas en la América de la Guerra Fría y el Macartismo. Las ejecuciones del matrimonio Rosenberg y los juicios televisados del Comité de Actividades Antiamericanas forman parte del escenario en el que transcurre la acción, hasta que el propio Melquíades es obligado a asistir a uno de esos juicios, dadas sus «tendencias subversivas».

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Frente a la estandarización cultural que proponen esos Estados Unidos conservadores en los que la libertad creativa termina en la línea de puntos, Melquíades se muestra como un personaje incómodo debido a su fama y favor del público, proponiendo una serie de obras que nadie más está escribiendo. Sus influencias quedan patentes y presentes en el cómic, citando en su infancia a la Tabla Redonda del Algonquin, los fundadores del New Yorker, Dorothy Parker, o Lillian Hellman, siendo estas últimas víctimas de la infame lista negra del Comité. El recorrido de Melquíades será similar al de Dalton Trumbo, quien tras rebelarse contra el Comité también acabaría en esa lista y trabajando desde el exilio hasta ser «rescatado». No obstante, en el caso de la obra de Russell, el exilio no será a México, sino al incipiente mercado de la animación televisiva. Así, al terminar la historia a finales de los 50, Melquíades debuta a principios de los 60 en la serie que todos conocíamos.

Con la Guerra Fría como telón de fondo, pues, lo que nos plantea Russell es, como decía, un ensalzamiento del poder del arte y de la voz de los artistas para hacer que la sociedad avance efectivamente. El arte es subversión, y si no, no es arte, sino un producto al servicio del sistema. El arte denuncia, señala, pone sobre la mesa cuestiones que deben cambiar y el público las absorbe, al margen del sistema, y al asimilarlas va abrazando la vía del cambio. Es por esto que la clase política, que precisa siempre de mecanismos de control sobre la población, tiende a revolverse mediante la represión. Otra cuestión es la imagen que proyecta al exterior.

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El espíritu combativo de la obra trasciende a la lucha por las libertades, más allá de las creativas, para lo cual también nos presenta el Stonewall, donde comenzaron las luchas civiles por los derechos LGTBQ a raíz de una violenta redada policial. Este local es frecuentado por Melquíades para encontrarse allí con su novio, Pablo, que también está harto de no alzarse contra lo establecido y que retornará a su Cuba natal para luchar en la Revolución contra el dictador Batista. (Otra cosa es lo que haría después la revolución cubana con los homosexuales…).

En cualquier caso, cuando acaba la obra el mensaje es positivo, de rebeldía, y de que no importa cuán cruda parezca la situación que, si has llegado a ella por defender tus ideales y tienes los medios para seguir defendiéndolos, siempre hay esperanza. Para ahondar en ello, la obra ya fue reseñada en este blog, analizándola en mayor profundidad.

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Huyamos por la izquierda:
Las crónicas del León Melquíades,
de Mark Russell, Mike Feehan y VV.AA.
ECC Ediciones

Contenido: Exit Stage Left: The Snagglepuss Chronicles #1-6 (DC Comics, 2018)

Cartoné. 168 páginas. 17.95€.
Desde el 20/08/2019.


JUDGE DREDD: UNDER SIEGE
Ley parcial

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Creado en 1977 en el segundo número de la mítica revista británica 2000AD, es probable que conozcáis al Juez Dredd por la película de 2015 con Karl Urban, o que le desconozcáis por la película de 1995 con Sylvester Stallone. En un planeta Tierra distópico, desolado por nuestra propia mano, lo que queda de la civilización vive en macrociudades con torres gigantescas y bajo el yugo de una ley brutal que se toma literalmente la justicia por su mano convirtiendo a cada uno de sus agentes en juez, jurado y ejecutor. No, el Juez Dredd no es exactamente un héroe, ni siquiera un buen tipo, y desde luego no representa una apología del orden o la democracia.

Ante semejante cuadro, y sabiendo ya que Mark Russell es un romántico empedernido que trata siempre de darnos un rayo de esperanza en el desierto, ¿cuál iba a ser su enfoque para una miniserie como Judge Dredd: Under Siege? Uno en el que los jueces no son realmente quienes resuelven la situación, sino que ésta acaba quedando en manos del pueblo. ¿Por qué? Porque vamos encaminados a una de esas distopías y quienes ostentan el poder y tienen capacidad para cambiar las cosas no lo van a hacer, pensando en el cortoplacismo y en mantener ese poder. Así que el poder queda, de nuevo, en el pueblo.

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Dentro de Mega City Uno, la ciudad en la que opera Dredd, el escenario escogido por Russell, el dibujante Max Dunbar y el colorista José Luis Ríos, es un megabloque (el bloque Patrick Swayze) en el que se prometieron inversiones y puestos de trabajo, pero los intereses del capital son volátiles y enseguida abandonaron el proyecto a medias dejando a las familias sin trabajo, sin posibilidades y en una posición de extrema precariedad. Cuando una Juez desaparece en el interior del bloque, encargan a Dredd ir a buscarla, pintando a las personas que aún viven en el bloque como rebeldes, el enemigo a batir… hasta que descubre al llegar que su compañera sigue con vida y empujada a una alianza forzosa contra un enemigo externo, provocado también por los vertidos tóxicos de la ciudad.

Así pues, además del mensaje combativo más o menos habitual en este tipo de historias, Russell añade aquí el cuestionamiento de la ley cuando es una ley que no protege a los ciudadanos, sino a los privilegiados. En palabras del propio guionista:

"El asunto es que, si la ley ignora a la gente y no sirve a sus intereses, entonces no puedes esperar que el pueblo respete la ley solo porque se presente un día y enseñe una placa. En el contrato social, el respeto por la ley tiene que ir acompañado por el respeto de la ley."

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También entremezcla en esta miniserie algunas referencias más sutiles, como la legalización del tráfico de órganos para que, quienes no tienen nada, puedan endeudarse con un banco de órganos, literalmente quitándose tiempo de vida para ganar tiempo de vida. Una metáfora del trabajo, según Russell. Pero si hablamos de opresión de los privilegiados y cercamiento de libertades de los desfavorecidos, tenemos que pasar a la siguiente obra…

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Judge Dredd: Under Siege
,

de Mark Russell, Max Dunbar y José Luis Ríos
IDW Publishing

Contenido:
Judge Dredd: Under Siege #1-4 (2018)

Rústica. 96 páginas. $15.99.
Desde el 12/12/2018.


THE LONE RANGER: THE DEVIL’S ROPE
Puertas al campo

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El Llanero Solitario nació en 1933 en un serial de radio y consolidó su fama en los años 50 con su serie de televisión. Desde entonces, este cowboy blanco y su compañero nativo-americano, de nombre desafortunado Tonto, han tenido múltiples adaptaciones a diversos medios, y el cómic no ha estado exento. Russell escribió su última miniserie en 2018, The Lone Ranger: The Devil’s Rope, acompañado por el arte de Bob Q. El subtítulo, «La cuerda del diablo», es una referencia clara a un ejemplo de esas libertades coartadas de las que hablábamos: el alambre de espino. Hoy en día estamos acostumbrados a ver alambradas de distinto tipo en los cercados, pero recordemos que el protagonista de esta historia no se llamaba «Llanero» en vano. Recorría los campos del Lejano Oeste de pueblo en pueblo y, como hemos visto en tantas películas, los edificios y terrenos de los western de época no solían estar especialmente delimitados.

La llegada del alambre de espino, como el ferrocarril, supuso una reestructuración del paisaje… y una primera piedra para la delimitación física de las libertades, en este caso la de tránsito, con la privatización del suelo. En otras palabras, la muerte de la expresión «No se le pueden poner puertas al campo». Y como podemos ver en esta historia, quienes ponían los cercados eran los mismos que legislaban sobre los terrenos y que acordaban entre ellos las ampliaciones interesadas de sus límites, porque no había aún nadie que se ocupara de guardar claramente las lindes. Estos son los villanos a los que se enfrentan el Llanero y Tonto, quienes verán de repente reducido su «espacio de trabajo» mientras los habitantes de los alrededores de esas propiedades pierden control sobre sus campos.

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De todos modos, esto no deja de ser un western bastante modélico y a quienes juegan sucio sin armas no iban a confrontarlos con ellas. Este es el motivo por el que Russell culminará la desmitificación de este Lejano Oeste encarnándola en el mercenario al que los ricos contratan para acabar con los protagonistas: un hombre blanco elegante que resulta ser también un caníbal. La metáfora es obvia: Homo homini lupus.

Como nota de interés, la representación de Tonto fue a menudo criticada en anteriores encarnaciones por la estereotipación, la apropiación cultural o, directamente, la ridiculización de los nativos americanos. Muestra de ello es que cualquiera que lea esto sabrías cómo tenemos que hablar si nos dijeran que imitáramos a un indio americano… Bajo la pluma de Russell, en cambio, Tonto es un hombre educado, inteligente, agudo y resolutivo que únicamente se muestra con su caracterización «clásica» en momentos puntuales en los que quiere pasar desapercibido o ser subestimado.

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El motivo detrás de este cambio también es denunciado por Russell, hablando de cómo los niños nativos fueron obligados a asistir a escuelas de desnaturalización y reeducación de los «salvajes» para ser americanos de provecho. La colonización solo es completa por asimilación de la diferencia, del mismo modo en que lo eran las imposiciones estilísticas y formales del macartismo en Las crónicas del León Melquíades. Otra revisión necesaria de elementos con olor a naftalina.

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The Lone Ranger: The Devil’s Rope
,

de Mark Russell y Bob Q
Dynamite Entertainment

Contenido:
The Lone Ranger #1-5 (2018-2019)

Rústica. 120 páginas. $19.99.
Desde el 25/09/2019.


RED SONJA
Tomiris en Hyrkania

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Pero si hablamos de subvertir estereotipos y caracterizaciones dudosas, tenemos que hablar de Red Sonja, el personaje que puso de moda los bikinis de cota de malla como protección válida para las mujeres en la guerra. No fue ideada por Robert E. Howard, creador de Conan el Bárbaro, al contrario de lo que se cree habitualmente, pero Howard creó en los años 30 a una tal Red Sonya de Rogatino y a otro personaje llamado Dark Agnes de Chastillon. Fue el guionista Roy Thomas, junto a Barry Windsor-Smith, quien construyó a partir de ellas dos al personaje de Red Sonja para los cómics del cimmerio en Marvel, debutando en 1973 en Conan The Barbarian #23 con una cota de malla mucho menos reveladora que su aspecto más icónico.

Esta guerrera bárbara consiguió un hito para Mark Russell antes siquiera de publicarse un solo número: fue la primera serie regular encargada al guionista, siendo todos sus proyectos anteriores más limitados. Planteando el primer año, doce números, como un único arco extenso, Russell y sus dibujantes, Mirko Colak y Bob Q, recurrieron en Red Sonja a la Historia antigua una vez más para subrayar ideas actuales. En este caso, trasladó el enfrentamiento entre el emperador persa Ciro II el Grande y la reina guerrera masageta Tomiris en el siglo VI a.C. a la Edad Hiboria.

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Red Sonja regresa a su Hyrkania natal huyendo de un reino vecino y a su llegada los gobernantes dimitirán y será nombrada reina, sin un motivo aparente… salvo el hecho de que un emperador megalómano está conquistando territorio tras territorio y asesinando a los miembros de la realeza de cada región como demostración de fuerza. Como es lógico, Sonja no cederá a las propuestas del emperador y comenzará una guerra estratégica en la que ambos bandos perderán a la práctica totalidad de sus tropas en distintos momentos, con la Diablesa resultando victoriosa.

No obstante, tal desenlace era también de esperar, dado que la Historia nos lo confirmaba: tras negarse a ser conquistados y rechazada una propuesta de matrimonio con el mismo fin, la reina Tomiris llevó a los suyos a la batalla, donde los enfrentamientos se saldaron con la muerte y decapitación del emperador persa. Su cabeza sería entregada a la reina, quien la pondría en un odre repleto de sangre, episodio famosamente representado en una pintura de Rubens. Es por este esperable final que Russell dota de otros elementos de interés su versión, reescribiendo al personaje de Sonja, convirtiendo la obra en una «novela histórica» repleta de acción y en la que la estrategia militar marca el pulso narrativo.

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Dada la naturaleza bélica, dentro de la fantasía heroica, de la historia que quería contar, Russell recurre al elemento estratégico para plantear sus reflexiones, a menudo encarnadas en un maestro de Sonja que la instruye en varios flashback. El guionista critica al imperialismo definiéndolo como una megalomanía nacionalista insostenible, y para ello emplea la metáfora de un gigante con una manta demasiado pequeña: si se cubre los hombros, se le destapan los pies, y si hace lo propio con su lado derecho, el izquierdo queda descubierto. En otras palabras, la atención de un emperador, cuanto mayores sean sus dominios, no puede estar permanentemente sobre la totalidad de los mismos. Eventualmente, si no se impone mediante el miedo o la fuerza, deberá renunciar a una de sus partes.

Más tarde, el guionista pone el foco sobre otro aspecto problemático de este imperialismo, su propio germen, que es el nacionalismo. Para Russell, este sentimiento va intrínsecamente ligado a una devaluación del yo en favor de la masa, «la nación», y de los poderosos que la exaltan pretendiendo encarnarla. Este discurso queda perfectamente plasmado en un monólogo del séptimo número de la serie:

"Hubo un tiempo, imagino, en el que la gente creó todas estas naciones para servir al pueblo. Pero esa gente murió mientras sus creaciones continuaron viviendo. Y sus hijos, sin memoria del pasado, imaginaron que ellos eran quienes habían sido creados para servir a la nación en la que nacieron.

Todo el mundo nace sin una parte de su alma. Incapaces de encontrar la pieza que falta, confían en que la nación la rellenará por ellos. Pero una vez embarcados, no hay un final para ese camino. No hay un límite a lo que harán a otros, ni siquiera a ellos mismos... Todo para servir a una idea que ya ni siquiera recuerda por qué existe.

Las naciones y los imperios no son un culto a la personalidad, sino un síntoma de la psicosis colectiva de la humanidad. La necesidad de encontrar nuestra valía en el poder."

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Se repite también en Red Sonja el mensaje que ya atisbábamos en Judge Dredd: Under Siege en torno al poder de las minorías, y de aquellas personas que a menudo son menospreciadas, para enfrentarse a los poderes establecidos, por enormes que parezcan. Más dura será la caída. Y hablando de poderes, qué mejor manera de representarlos en los cómics que con el primer contacto de Mark Russell con los superhéroes en su siguiente parada en DC Comics.

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Red Sonja
, Vols. 1-2,

de Mark Russell, Mirko Colak, Bob Q y VV.AA.
Dynamite Entertainment

Contenido:
Red Sonja #1-12 (2019-2020)

Rústica. 172 y 160 páginas. $19.99.
Desde el 13/11/2019 y el 10/06/2020.


LOS GEMELOS MARAVILLA
Este cuerpo no es el mío

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Seguimos en 2019 y a Mark Russell le encargan en DC Comics una versión superheroica de lo que venía haciendo para la editorial: personajes que nacieron en una serie de animación, dieron el salto a los cómics y ahora presentaban una cabecera propia. Hablamos ahora de Los Gemelos Maravilla (o Wonder Twins), adolescentes que debutaron en la serie animada de los superhéroes DC, The AllNew Super Friends Hour, en 1977 y enseguida pasaron a las viñetas en Super Friends #7, de la mano de E. Nelson Bridwell y Ramona Fradon. Nunca fueron personajes de primera fila… ¿Hasta ahora?

Zan y Jayna son dos huérfanos adolescentes del planeta «utópico» Exxor, con genes mutantes que les permiten transformarse en todas las formas del agua a él y en cualquier animal a ella. Repudiados como engendros por la pura y limpia Exxor, se fugan del circo al que se ven abocados y llegan a la Tierra, donde ayudarán a la Liga de la Justicia, con Superman a la cabeza, a hacer del mundo un lugar mejor. Con estos personajes, Russell y el dibujante Stephen Byrne construyen una comedia adolescente con elementos de ciencia-ficción, al tiempo que realizan una reflexión sobre uno de los grandes temas superheroicos: el poder y la responsabilidad.

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De la combinación de ambos enfoques se plantea la adolescencia como el espacio para la falibilidad, para cometer errores de los que aprender, siempre teniendo en cuenta las consecuencias. Por otro lado, recupera la cuestión del desequilibrio en la balanza del poder y de la desigualdad cómplice dentro del sistema, planteando a un supuesto villano que amenaza a la población mundial, amplificadas sus habilidades mediante internet, con intercambiar las mentes de cada persona por otra al azar. En ese momento, los líderes mundiales y los grandes poderes económicos se ponen rápidamente en marcha y coalición para redactar leyes y solucionar todos los problemas de desigualdad y emergencia medioambiental del planeta entero… por miedo a acabar con sus mentes en el cuerpo de gente desfavorecida por sus propias acciones.

De fondo se toca también, entre otros temas, el problema de la privatización del sistema carcelario estadounidense, que es otro síntoma, según el guionista, del principio del fin de las libertades personales, aquí al servicio de las empresas. En sus palabras, es también el camino de la privatización de la sanidad y la educación, convirtiendo la salud, la vida, el futuro y la libertad en propiedades del capital.

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Todo esto, repito, en medio de una comedia adolescente con la amistad, el romance y las responsabilidades crecientes como eje. Y si la responsabilidad es mayor en aquellos con poder, especialmente en los superhéroes, ¿qué pasará cuando se junte a un superhéroe actual con uno de los primeros superhéroes del imaginario colectivo? La respuesta en la última obra terminada de Mark Russell.

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Los Gemelos Maravilla
, Vols. 1-3,

de Mark Russell, Stephen Byrne, et al.
ECC Ediciones

Contenido:
Wonder Twins #1-12 (DC Comics, 2019-2020)

Rústica. 80-140 páginas. 8.50-11.95€.
Desde el 11/12/2019.


SECOND COMING
La omnipotencia sin control no sirve de nada

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Cerramos así el círculo, como se prometía al comienzo con la revisión de la Biblia en God is Disappointed in You, acercándonos a Second Coming, la controvertida miniserie en la que ese revisionismo se reproduce en la figura de Jesucristo y su mensaje, pervertido por el tiempo y los poderes fácticos para justificar todo tipo de acciones terribles. La premisa de Mark Russell, acompañado por Richard Pace y Leonard Kirk, parte de una versión satírica del Dios padre, llevando al extremo la idea de que los humanos estamos hechos «a su imagen y semejanza». La deidad aún no ha superado lo que le hicieron a su hijo, pese a que este gozara de omnipotencia, y aún guarda rencor.

Así, defraudado también con la actitud pacifista de Jesús, un día descubre a un superhéroe haciendo uso y abuso de su fuerza y, sin embargo, es percibido por la sociedad como un «representante del bien». Lejos de horrorizarse, decide poner de inmediato a Cristo a su cargo para que le enseñe a hacer gala de su poder e imponer así su mensaje en la Tierra. Lo que ocurrirá en realidad, evidentemente, es lo contrario, con un Jesucristo devastado, tanto por la perversión de su mensaje para disfrazar actitudes xenófobas, homófobas o misóginas, como porque se considere que el uso de la fuerza como una solución válida y aceptada socialmente para lidiar con los problemas.

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Como decía del Nuevo Testamento de God is Disappointed in You, Russell recoge su caracterización de Jesucristo, viva encarnación de su mensaje de tolerancia, perdón y fraternidad. Y en este escenario tan hostil va a luchar por mantener la integridad de sus posturas, lo cual le valdrá burlas, incomprensión, un nuevo encarcelamiento y toda una serie de reflexiones sobre el momento en que su mensaje se echó a perder. Y conectando con Red Sonja y Melquíades, Jesús sitúa el momento de la perversión en la apropiación y monopolización por parte de un imperio:

"Las cosas se volvieron realmente incómodas cuando Yo me convertí en la religión oficial del Imperio Romano. Porque mis enseñanzas siempre trataron acerca de sobreponerse al sufrimiento y la muerte... mientras que los imperios son más de, ya sabes, causarlos."

Así pues, este Second Coming no es un ataque ni una burla contra la religión, ni siquiera contra las creencias, de lo que fue acusada por grupos religiosos estadounidenses cuando fue anunciada, antes de que una sola viñeta hubiera sido publicada. Esto llevó a que DC Comics renunciara a publicar la obra, llevando sus autores la propuesta a una editorial independiente, Ahoy Comics. Irónico, en cualquier caso, dado que el cómic se posiciona precisamente en contra de la utilización parcial e interesada de la fe por parte de las diferentes instituciones.

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Pese a todo, una vez más, Russell envía un mensaje de esperanza, subrayando cuál es el error en el que se incurre con la fe, la fe ciega a la que define como entregarle un cuchillo a alguien y esperar que no te lo clave, en una analogía directa con Abraham. La fe entrega todo el poder y, por tanto, toda la responsabilidad a algo superior, quitándonosla a nosotros mismos, potenciando una pasividad frente al sufrimiento, propio y ajeno, y los problemas, que va en contra del mensaje de Jesucristo. Concluye su Jesús:

"Yo quise enseñarles algo dentro de ellos mismos en lo que mereciera la pena creer. Cómo ser la cura para el dolor del otro. Pero todo lo que conseguí fue hacerles sentirse mejor siendo la fuente de su propia miseria."

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Second Coming
, Vol. 1,

de Mark Russell, Richard Pace y VV.AA.
Ahoy Comics

Contenido:
Second Coming #1-6 (2019-2020)

Rústica. 168 páginas. $19.99.
Desde el 26/02/2020.


CONCLUSIONES
Poder, responsabilidad y autoanálisis

"Hay tres preguntas fundamentales que una mente humana busca responder: ¿Qué soy? ¿Qué es el mundo? ¿Y cómo deberíamos interactuar? La religión sigue siendo útil para algunas personas al responder a la primera pregunta y no deberíamos envidiarles, pero la ciencia ha demostrado de lejos que es el mejor método para responder a la segunda pregunta. La tercera, con suerte, la respondemos con nuestra capacidad de empatía y generosidad."

Estas palabras de Mark Russell, de nuevo extraídas de aquella entrevista tan interesante, resumen de alguna manera el objetivo último del corpus temático de su bibliografía. Es decir, que pese a abundar en la (auto-)crítica social de la actualidad en Prez, Los Picapiedra o Las crónicas del León Melquíades, pese a señalar en el sistema a la raíz del problema con su cuestionamiento del imperialismo, el nacionalismo y el capitalismo en Juez Dredd, El Llanero Solitario y Red Sonja, y pese a advertirnos de la necesidad de una reflexión sobre nuestro poder y nuestras responsabilidades, especialmente a través de la religión y el superheroísmo en God is Disappointed in You, Los Gemelos Maravilla o Second Coming, lo que subyace en sus propuestas es siempre ese rayo de esperanza.

Una llamada al autoanálisis, a la acción efectiva contra lo establecido. Pero no con un afán destructivo, cínico o meramente irónico, sino con un cierto idealismo amargo, agridulce, a caballo entre el inevitable desencanto con el presente y el necesario optimismo por el cambio social que deberá suceder a esta sociedad tan al borde del colapso. No en vano, el desarrollo de todos estos planteamientos se hace en obras en buena medida orientadas a un público juvenil, a esas nuevas generaciones que puedan desconocer la importancia de sus voces. Dicho lo cual, el público adulto también ve extendida esta invitación a la toma de conciencia (y consciencia), al cuestionamiento y la subversión, y a la ineludible cita con la empatía como única herramienta real de supervivencia. O, en palabras de Zan, el Gemelo Maravilla: «La amabilidad es la forma de salvar el mundo».

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Este artículo es una versión desarrollada de la comunicación
«Mark Russell y el revisionismo, en clave política, del cómic mainstream americano»
presentada en el III Encuentro Interdisciplinar de Estudios de Medios de Masas (EIEMM)
de la Universidad de La Rioja, el viernes 7 de febrero de 2020.


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